Museo Mapuche Pucón
Con LatinSur volvemos al poblado de Pucón para asistir a una de las muestras museográficas privadas más importantes de la región.
Una familia de colonos alemanes, los Tonck, afincados en la ribera del Villarrica desde principios del siglo XX, son los generadores de la recopilación más grande de utensilios domésticos, sagrados, de caza o esculturales del pueblo originario mapuche.
El patrimonio fue acrecentado por la familia Ulloa Metzger y, entre todos, consideraron hacerlo público con la “finalidad de consolidar y proyectar una imagen región con identidad propia”, como reza el hermoso tríptico que entregan una vez cancelada la entrada.
Un subterráneo al lado de un pequeño hotel en la calle Caupolicán, da la bienvenida a una sala atiborrada de tesoros. Insignias de mando, esculturas, máscaras rituales, instrumentos musicales, pipas, herramientas para cortar, pulir, sobar, moler, perforar, son parte de una cosmovisión profunda que se desplegó en sus utensilios.
Emociona el nivel de orfebrería al que llegaron creando verdaderas joyas como prendedores o collares antropomórficos, con innegable cuidado, esmero y trascendencia.
El desconocimiento del mundo mapuche por parte de los chilenos llega a ser vergonzoso. Los últimos censos indican que más de un millón de personas se identifican con este pueblo originario y sin embargo la potente muestra que tiene este museo no es conocida ni estudiada.
“Herederos del legado Mapuche cómo Chilenos y sin desconocer la enorme importancia de ser una cultura viva, esperamos aportar con nuestros estudios, a un mayor conocimiento que ayude a encontrar caminos de superación y entendimiento”, recalcan sus dueños.
Kultrun, trapelakuchas, karalkavus, llancas o toquicuras, se encuentran en un apreciable número dispuestos al ojo del viajero que sepa atesorar los recuerdos de esta tierra aún indómita y natural.
El mundo mapuche ha despertado en tradiciones, lenguaje y manifestaciones de su riqueza. Pucón comienza a mirar su pasado, el que mezcla colonos con nativos, volcanes con lagos, herencias culturales y el trabajo campesino diario. Un logro para una zona que podría vivir simplemente de su turismo “tradicional” y que, sin embargo, comienza una de las más ricas exploraciones: la raíz.
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